Imágenes del Libro "Poemas y dibujos a mano alzada". Libro que próximamente editará Ediciones del año verde, con el aspecto de una carpeta escolar a la mitad de su tamaño. Edición de 50 ejemplares numerados y firmados por el Autor. Autor: Alfredo Benavidez Bedoya (Clickee dos veces sobre la imagen elegida para verla en un tamaño más grande).
miércoles, 8 de enero de 2014
Variaciones sobre el fútbol.
Variaciones sobre el fútbol.
Sobre el fútbol y otros deportes afines cabe destacar que el campo futbolístico o como se le llame, es una verde pradera de geometría invariable, tan invariable como las reglas del juego. Las variaciones que producen los resultados son pequeñas variaciones que logran escapar a las infinitas y expresas regulaciones. En un caso las regulaciones son de tipo geométrico (la cancha). Y en otro caso de tipo ideológico (el reglamento). Estos juegos de márgenes de acción muy acotado se juegan de antaño y son metáfora de dos cosas: de la vida y de la guerra.
De la vida porque nada es más parecido a la vida que un período corto de tiempo con algún descanso en el medio para seguir buscando afanosamente la pequeña variación en el juego que nos permita sobrevivir, aunque sea empatando. Nada más parecido a la vida que poner todo lo bueno y lo poco malo que permite el reglamento para alimentar a la familia, el proveedor que alimenta a esa gran familia que nos grita desde la tribuna o nos ve por la tele. Destreza, esfuerzos, errores, accidentes, picardías y conocimiento del campo geométrico, serán luego del acto evaluados infinitamente. Como se hace en la vida para saber, al reflexionar, por qué estamos como estamos. Sea bien o sea mal. Como en la vida, las reglas y el campo se respetan a rajatabla y ahí está el Estado para controlar. El árbitro del campo futbolístico, el referee, es el Estado. El que castiga, corta el juego, expulsa, amonesta, dictamina los goles y los errores, autoriza cambios, inicia y termina el partido. Es el inapelable del Estado el que regula la guerra geométricamente metaforizada entre dos facciones, de otras tantas existentes en la sociedad. Una guerra metaforizada en un juego de destreza física.
El concepto de guerra es un concepto muy discutido, dado que un gobernante o un cuerpo colegiado pueden declarar la guerra en cualquier momento sin provocación alguna , sino solamente por intereses facciosos. Además se habla de guerra convencional, no convencional, guerra de guerrillas, guerra sucia, guerra popular prolongada, guerra civil, guerra religiosa, guerra imperialista, guerra atómica, antiimperialista, en fin, hay tantas guerras como interesados en bautizarlas. Lo que para mí es innegable es que la guerra siempre existe, siempre está presente en el ser humano como conducta básica, hasta en el grupo más pequeño, de clausura, de meditación, de solidaridad, en todos existe la guerra entre algunos de sus miembros, una pequeñísima guerra, pero una guerra al fin. El derramamiento de sangre es un momento de alto tono dramático, cuando se produce por primera vez pero se vulgariza rápidamente según avanza la guerra.
La guerra es connatural al ser humano dado que nuestra base de conducta es animal, siendo a través del tiempo controlada por la cultura, la religión, la ideología, o sea, el Reglamento. Nuestra base es autoritaria, homicida, caníbal, recolectora y depredadora. La cultura nos marcó la cancha. Con las instituciones, herramientas sociales, la cultura nos creó una geometría rígida donde movernos evitando esa base autoritaria, caníbal, homicida y depredadora. Un contrato social de supervivencia, hasta que se pueda porque el planeta no da más y la explosión demográfica está vinculada con el fin del canibalismo. La construcción de ese tabú es un momento importantísimo en la cultura, pero es eso: una construcción, sólo eso. El canibalismo se expresa de todas formas en muchas maneras de relación y es soporte de todo tipo de prácticas explotadoras y esclavistas. Los vampiros son herederos líquidos de los caníbales.
El autoritarismo sigue presente en el Estado por nosotros creado, que es quién controla el funcionamiento de las instituciones, verdaderas estructuras simbólicas de cumplimiento estricto bajo pena de castigo, encierro, destierro o muerte en algunos casos. Esas instituciones son el campo futbolístico en que se desarrollan nuestras vidas, nuestra geometría invariable salvo revolución, y el tiempo de juego es el que tenemos más o menos adjudicado como seres vivientes y el entretiempo serían todos los domingos, feriados y vacaciones de nuestra vida.
Todos los juegos desde el ajedrez al fútbol, son juegos de guerra si hay contrincantes y el fútbol lo es por excelencia. Los juegos sin oponentes son los juegos de azar, donde el jugador juega solo contra una entidad quimérica: el azar. En el fútbol los contrincantes con oponentes, enemigos, objeto de insulto y burla y cuando el sistema metafórico no puede esconder la violencia implícita en el fútbol o no puede resolverla en el campo futbolístico, la violencia sale de la cancha y se encarna en la Barra Brava. La guerra metaforizada por el juego pasa a ser una guerra de baja intensidad entre bandas de soldados barra bravas. Estas barras tiene frecuentemente relaciones con la política pues la política es también la guerra por otros medios. Los dos partidos de Bizancio, el Verde y el Azul, correspondientes a los Juegos de las carreras de cuadrigas, siempre estuvieron implicados en los momentos tormentosos del Imperio Bizantino, llegando a sitiar el Palacio imperial de Justiniano y a saquear Constantinopla, hasta que el General Belisario los detuvo.
Hoy los barras bravas son la infantería de quién los financie, además, las hinchadas organizadas han entrado como aliados de los narcos en la guerra contra las drogas. En el sistema imperial romano con la violencia explícita de su Coliseo, como en el griego en su atletismo como gimnasia y preparación para la lucha, o las justas medievales de caballeros señores de la guerra haciendo como que pelean para no pelear. Los duelos, los crímenes son actos de guerra. Los juegos como el fútbol o como los juegos electrónicos, incluso aquellos que en algunos casos preparan para la guerra, la reprimen mediante la autosatisfacción del simulacro. Al igual que el cine lo ha hecho siempre.
Texto y grabado: Alfredo Benavidez Bedoya.
El grabado pertenece a la Serie de los detalles a tener en cuenta.
La serie está compuesta por detalles, personajes secundarios, objetos pequeños, situaciones insospechadas que ocurren en los segundos y terceros planos de los grabados del Autor. Donde se reúnen todo tipo de disparates en desconcierto que causan asombro y preocupación. Estos grabados dentro de los grabados, ya estudiados otrora, al punto de que hay personajes que “trabajan” cual actores en diversos grabados. Serán las ilustraciones, mejor dicho los grabados que acompañarán, dado que no serán ilustraciones literales, a los textos en un libro que se podrá bajar on-line y que se llamará “Poemas y textos iluminados por grabados inoportunos”.
Grabado en linóleo capturado en una composición mayor y retocado digitalmente. BB.
www.poemasamanoalzada.blogspot.com