domingo, 12 de febrero de 2012

Epitafio del Rencor.


Epitafio del Rencor
(Éste Epitafio tiene más de 5 años y no
quiere decir que esté yo por suicidarme
en este momento. La otra vez, me llamaban
todo el tiempo, no empiecen con lo mismo.)
bb


Autorretrato a los 24 años.
Grabado en linóleo.
bb
Epitafio del rencor.

Me tocó vivir una época confusa. Me tocó nacer en una nación lejana y fracasada, criminal y maloliente. Cuando busquen mi calavera la encontrarán sin dientes, porque a todos y a cada uno de ellos me los comí para soportar y contener la furia, que me provocaba la conducta inmunda de quienes me acompañaron en la vida. Mis huesos no tendrán ese blanco espectral y santo del esqueleto, estarán manchados por las traiciones reiteradas de aquellos que me deberían agradecer el haberlos tomado en serio. Me persiguieron por lo que no era, me amaron por lo mismo y me odiaron por lo que me hubiera gustado ser. Viajé mi vida apretado en un colectivo con ladrones que buscaban mi dinero o que querían manosear a mi mujer y que además, calificaban en la Escuela a mis hijos. Enterré perros en el fondo de mi casa que valían más que nuestros Líderes. Para el fútbol fui malo hasta la burla, para la cama muy bueno y aguantador. Pero me dejaron igual. Para el Amor fui leal y desconsolado, y para el Dolor, suplicante. Enseñé todo lo que sabía y no aprendieron casi nada, pero lograron titularse y hoy enseñan menos de lo que yo sabía y tampoco los nuevos, les aprenden casi nada. Los hijos me trataron de viejo y los demás de viejo hijo de puta, y las mujeres me amaron con gula de puta, y me abandonaron en la amargura y en el oprobio. Sabiendo que mi elección de vida era un insulto para los demás, tuve que soportar que me insultaran los de menos, por cosas realmente menores a mi elección de vida. En mi profesión de artista supe que el artificio es mentira que muta en verdad, pero no es real. El alcohol y las drogas fueron primero placer y luego dolor y la enfermedad me quiso matar de niño. De amigo a enemigo todos los que conocí se mudaron sin pudor, y prestos a repetirlo en honor a la Santa Conveniencia. Nací amando el bosque y pude ver como lo transformaban en basura, que los pobres hombres recogían. Nunca fui hábil para procurarme dinero y sólo con monedas financié mal mi vida. Navegué los mares y atravesé los cielos pero ni ángeles ni sirenas el Destino me permitió ver. Fui funcionario público casi siempre y me acusaron hasta de teñirme el ralo pelo que tenía.
Pero no hay denuncia cierta, ni demanda presentada, ni sumario instruido. Hay solamente, la mentira de la Bestia.
Y a pesar de todo, supe, que siempre en forma confusa, hay grandeza y hay basura en todos lados, entre los judíos y entre cristianos,
entre árabes o budistas, entre las izquierdas y derechas, o entre todo lo que el Hombre inventa, designándolo como lo mejor de lo inventado.
Pero que, seguramente, en esos inventos mejorados y designados, hay una parte que realmente no lo Es.
Besitos a todos.
Alfredo Benavidez Bedoya
A los 60