
Clavé tu huella.
Las huellas de las ruedas
ya secas en la banquina
ríen el apuro que llevabas.
La curva honda en el barro
al tomar la ruta a tu amor.
Esa fea ruta que te tragó
al irte en mi propio auto,
con tu sueldo sin gastar,
y hasta el perro que te parió.
Con mi cuchillo más asesino
clavé la huella de una rueda
y vos y tu vil amor volcaron.
De ustedes, no sé qué pasó.
El perro volvió quebrado,
pero al andar en tres patas
sin protestar se acostumbró.
Grabado y verso: Alfredo Benavidez Bedoya.