sábado, 25 de enero de 2014

¡Que de intrigas en Palacio¡


¡Qué de intrigas en Palacio¡
Que la Reina Madre se toma el licor del Monje.
Que el Rey, su finado esposo aún no es cadáver
y vive engrillado en una cueva debajo del Palacio.
Y no lo matan porque ni aún bajo tormento les dice:
donde escondió la dorada Corona de sus ancestros
único objeto valioso que tiene este reino inmundo.
¡Qué de intrigas en Palacio¡
Que nos mal gobierna el hijo del encadenado,
borracho abusado por su anciano preceptor
perito en todas las variantes carnales posibles
y esclavo de un sádico confesor.
Que lo hizo adicto a la culpa
y peca para tener más y más.
Es un coleccionista de culpas
y su locura de cuna hizo el resto.
¡Qué de intrigas en Palacio¡
Que el Señor Chambelán se roba los diezmos.
Que la Infanta goza con el enano de la Corte
y ya será Madre de la rama de los petisos.
Habrá que adoctrinar al pastelero del pueblo,
luego de dictaminar en el Consejo del Reino
la altura de los muñecos de la torta nupcial.
¡Qué de intrigas en Palacio¡
Con los soldados gordos y los caballos flacos
el Duque se hace pulir la armadura y a pelear
con espada de madera con el nieto preferido.
Que la bruja del bosque atiende todo el día
y a la noche algunas camas arden sin motivo.
¡Qué de intrigas en Palacio¡
Ella no está conmigo
juega sólo para ella
los unos son de ellos
los otros de nosotros
ellas sólo están con él
pero duermen conmigo.
¡Qué de intrigas en Palacio¡

Grabado y verso: Alfredo Benavidez Bedoya.
www.poemasamanoalzada.blogspot.com