jueves, 18 de diciembre de 2014

Del ciprés a través. Otra vez.


Un artista, gran observador, me señaló que el ciprés al que yo le había dedicado una acuarela y un pequeño poema no era un ciprés. Y enseguida me convenció al evocarme los cipreses de los cementerios o de los templos religiosos. Pero, ya curioso por el tema, supe al consultar en la “nube” que mi ciprés acuarelado también era un ciprés, pero de alguna de las sesenta variedades distintas al ciprés que se eleva espigado en los cementerios. Éste un árbol que vive trescientos años, por lo tanto, los cipreses que vemos elevarse a los cielos en los cementerios son los mismos siempre, para por lo menos treinta generaciones de seres humanos, son árboles piadosos, elásticos, perennes, callados testigos del dolor irreparable, centinelas eternos del afecto evaporado en el llanto . Los otros cipreses tienen en general forma piramidal y los han plantado en la costa para fijar los médanos de arena. Aprovecho para mostrar otro dibujo de un ciprés y para mejorar el pequeño poema que le dedicara a un ciprés de los que no se elevan en plegaria hacia el cielo.
Del ciprés a través. Otra vez.
Del ciprés a través
Así a la luz la ves.
Y usando magia
sin verborragia
Puedo rimar otra vez
A vos ciprés y del través
En el lugar donde estés.
Grabado en linóleo. Linocut. Medidas: 24 cm x 26cm.
Autor del dibujo y del poema corregido: Alfredo Benavidez Bedoya.