lunes, 27 de enero de 2014

La Batalla de Apolonia.


La Batalla de Apolonia.

El Rey Garcilazo del Bombón de Parma
por razones sin razones y sólo envidia
declaró la guerra en un breve telegrama
al Rey vecino, Don Lope de la Perfidia.

Se decidió la guerra en una sola batalla
por lo costoso y por temor a rebeliones.
Se decidió que fuera un lugar sin muralla
para hacer menos arduas las operaciones.

Se decidió fuera en la granja de Apolonia.
A la cual echaron y quemaron todo lo suyo.
Sin saber que era granjera y bruja, Apolonia,
y su influencia en la rara batalla le atribuyo.

El Rey Bombón de Parma a su hijo Floreal
nombró General del ejército a organizar.
El hijo en componendas con el sastre real
creó floridos uniformes y bandera para izar.

Mucho oro del fino se fue en esos desatinos.
Que polainas de cabritilla, gorras, guantes,
dentaduras de porcelana y versos latinos.
Nada en armas y pólvora como era antes.

Las cabalgaduras peinadas en la peluquería
los cañones y fusiles bien pulidos cual espejo
y los soldados y oficiales como Él los quería
del violeta al verde agua, del azul al bermejo.

El desfile a la guerra fue una fiesta de maravillas.
Las mujeres se disputaban a los bellos soldados.
Las bandas militares tocaban joviales tonadillas
y los más jóvenes en las villas eran incorporados.

Con clarines, estandartes, tambores y pífanos,
soldados de etiqueta con medallas de anticipo,
corceles de labios pintados llevando castellanos.
Un ejército que era un modelo. Era un arquetipo.

Así llegó el florido ejército con Floreal a la cabeza.
convencido por un estratega rufián de Apolonia
que se podía anestesiar a la guerra con la belleza
y por eso su bello ejército olía al agua de colonia.

Apolonia envió otro estratega al Rey de la Perfidia
y lo convenció para que su bizarro ejército reculara
pero reculando desfilando hacia atrás con desidia
pero hacia el frente de batalla como yo historiara.

La batalla de Apolonia fue de crónica memorable.
El Ejército de la Perfidia formó en la colina del norte
y en la del sur Floreal formó a su tropa admirable.
Los del norte se enamoraron de tan bella cohorte.

Pero el Rey les ordenó dar vuelta y marchar a la inversa,
hasta las cabalgaduras y las bandas marcharon al revés.
Esta táctica asombró a Floreal que la tildó de perversa,
porque se iban y se venían como si fueran un ciempiés.

Ante tan rara guerra, ambos estrategas les pidieron tregua.
Y en concurso con Apolonia las negociaciones embarraron:
Que si se van están huyendo
Que si vienen combatiremos.
Que no vale venir de gala
y entorchados a la guerra
y por General esa Generala
que nada hace si no yerra.

Fueron los obispos los que descubrieron el secreto.
Supieron que Apolonia gobernaba las voluntades,
sugirieron la paz deseada y a todos dieron un reto.
Y como gesto Apolonia recibió de las autoridades
el bosque donde reina el Rey de las profundidades.

Grabado y verso: Alfredo Benavidez Bedoya.