Los
Malditos.
Malditos
los que retuercen la mentira hasta llegar al chisme. Y a éste lo retuercen
hasta volverlo injuria. Y a ésta la siguen retorciendo hasta obtener el
insulto. Y ya conseguido éste último, lo planchan y se visten con él
consiguiendo el aspecto de la venganza. Malditos los incapaces y haraganes que
al no poder odian el poder del capaz y laborioso. Y que por odiar, odian
también a las obras del odiado, aunque las mismas los beneficien a ellos.
Malditos aquellos que sin saber o viviendo de duda en duda, pontifican verdades
y trazan rumbos a otros hacia ningún lado. Malditos los que usan sus virtudes
para reproducir errores y multiplicar defectos. Sus virtudes físicas o
intelectuales usadas para producir el mal desde el bien. Malditos aquellos que
compran animales para poder martirizar y esclavizar a alguien. Y malditos
también los que los matan por matar, sin más razón que ésa. Malditos aquellos
que oprimen, violan, matan, ignoran, desprecian o hacen del otro objeto de
burla o destrato. Malditos sean aquellos que hacen de las necesidades populares
su Plan de negocios, y malditos también quienes al practicar su Plan de
negocios crean necesidades populares. Y maldito el sistema que crea necesidades
ficticias como si no hubiera necesidades reales que abastecer.
Y
ya por hoy estimado lector, tenemos demasiadas maldiciones enunciadas, porque
maldecir es efectivo y está probado pero hacerlo es un tóxico, porque maldecir
es un verbo que lleva al Mal en su raíz.
Maldiciones
y grabado: Alfredo Benavidez Bedoya.