martes, 17 de abril de 2018

Los malditos.



Los Malditos.
Malditos los que retuercen la mentira hasta llegar al chisme. Y a éste lo retuercen hasta volverlo injuria. Y a ésta la siguen retorciendo hasta obtener el insulto. Y ya conseguido éste último, lo planchan y se visten con él consiguiendo el aspecto de la venganza. Malditos los incapaces y haraganes que al no poder odian el poder del capaz y laborioso. Y que por odiar, odian también a las obras del odiado, aunque las mismas los beneficien a ellos. Malditos aquellos que sin saber o viviendo de duda en duda, pontifican verdades y trazan rumbos a otros hacia ningún lado. Malditos los que usan sus virtudes para reproducir errores y multiplicar defectos. Sus virtudes físicas o intelectuales usadas para producir el mal desde el bien. Malditos aquellos que compran animales para poder martirizar y esclavizar a alguien. Y malditos también los que los matan por matar, sin más razón que ésa. Malditos aquellos que oprimen, violan, matan, ignoran, desprecian o hacen del otro objeto de burla o destrato. Malditos sean aquellos que hacen de las necesidades populares su Plan de negocios, y malditos también quienes al practicar su Plan de negocios crean necesidades populares. Y maldito el sistema que crea necesidades ficticias como si no hubiera necesidades reales que abastecer.
Y ya por hoy estimado lector, tenemos demasiadas maldiciones enunciadas, porque maldecir es efectivo y está probado pero hacerlo es un tóxico, porque maldecir es un verbo que lleva al Mal en su raíz.
Maldiciones y grabado: Alfredo Benavidez Bedoya.